Rubidio de mi catión (G. A. Becquerel)

Amonio mío, yo te estroncio;

no me calcio de decirlo, yo te estaño.

Zinc ti mi vida azufre,

cloro que te amonio.

Dime si-licio y seré FeLi,

rubidio mío: no iodo olvidarte.

Pongo la radio y te estaño,

respiro oxígeno y te encuentras tú.

Recuerdo ionizar viendo cuando ya amagnesió,

tú me decías “sé hoguera”, yo te decía “selenio”.

Los días que no estás, ¡crómo lo sodio!

No cesio de amoníaco,

mi catión se enciende como fósforo por ti.

Nitrato de alejarte de mi mente

y níquel que regreses junto a mí;

pues yo sé que un cobalto es lo que eres,

desde el día que te fuiste, olvidándote de mí.