Todas estas consideraciones acerca de la naturaleza indeterminista del mundo microscópico inspiraron lo que hoy conocemos como principio de incertidumbre de Heisenberg. En mecánica clásica las ecuaciones de movimiento junto a las condiciones iniciales
determinan completamente el estado
para cualquier instante
posterior (e incluso previo), es decir es claramente determinista. En cuántica en cambio vemos que el estado de una partícula se representa mediante una función de onda, no localizada: los conceptos de posición exacta, momento preciso y trayectoria única no tienen sentido en la escala microscópica. El principio de incertidumbre de Heisenberg se estableció originalmente de la siguiente manera:
Por supuesto, esto es válido para cualquiera de las componentes tridimensionales de y
. En el ámbito macroscópico esto no tiene relevancia; en cambio para medir la posición de un electrón necesitamos radiación de longitud de onda muy corta (del tamaño de un átomo), cuya energía es alta y puede cambiar mucho el impulso original del electrón.
El principio de incertidumbre puede generalizarse a cualquier par de variables dinámicas complementarias o canónicamente conjugadas. Por ejemplo, para energía y tiempo debe cumplirse la relación
Este principio de incertidumbre refuerza la idea de que las estimaciones que pueden darse en cuántica siempre son probabilísticas. Como sugerimos más arriba, Born en 1927 interpretó a
como la densidad de probabilidad de hallar a la partícula en
. Así,
es la probabilidad de encontrar a la partícula en el instante
en un entorno d
de
. La condición de normalización sobre la probabilidad
se traduce en la normalización de la función de onda
Gustavo Castellano 29/04/2025