El fotón incidente es dispersado por los
electrones del átomo
irradiado sin cambiar su energía. La intensidad dispersada resulta de la
suma de las contribuciones de todos los electrones, las que tienen un
cambio de fase definido, de modo que si la longitud de onda es mayor que
los radios característicos para las órbitas, la interferencia resulta
siempre constructiva.
Este tipo de interacciones se da preferentemente para fotones de energías
bajas y átomos dispersores de números atómicos
altos.