Esta alternativa permite excitar selectivamente un elemento, reduciendo el daño en materiales, en particular cuando éstos son orgánicos. Por otro lado se tienen menores limitaciones en lo referente a la saturación de detectores, ya que se elimina el conteo de muchos eventos. La posibilidad de sintonizar la energía de incidencia permite además evitar interferencia de líneas (como en el caso de arsénico y plomo) o evitar en general la excitación particular de algunos elementos. Por ejemplo, una alternativa al realizar mapas de rayos x es adquirir una imagen con una energía mayor que cierto borde de absorción y restar la imagen lograda con una energía menor que dicho borde.
La reducción del flujo de fotones que implica la monocromatización del haz
perjudica la posibilidad de realizar microscopía de rayos x, ya que al
utilizar colimadores disminuye sustancialmente la estadística en cada punto.
Esto hace que las ópticas focalizadoras se vuelvan tan importantes para
mantener altos flujos de fotones, permitiendo óptimas resoluciones
espaciales en esta modalidad. El haz siempre pasa primero por los
monocromadores para luego ser focalizados mediante un cristal curvo
especial, que puede ser de grafito, de vidrio cubierto con platino, o de
silicio curvado, entre otras alternativas. Así se logran spots de
1mm
1mm a 15
m
15
m, con flujos
monoenergéticos de hasta 10
fotones/(s
m
mA).
De este modo, los niveles mínimos de detección son similares a los obtenidos con haz blanco, aunque en algunos laboratorios se los ha alcanzado en un tiempo vivo sorprendentemente reducido a sólo algunos segundos.
Respecto de la cuantificación, se utilizan los mismos algoritmos basados en parámetros fundamentales que hemos desarrollado para XRF convencional. Por supuesto, en el caso de utilizar haz monocromático, las ecuaciones se simplifican notablemente.
El alto flujo del haz en un área reducida hace desviar la atención a los posibles daños por irradiación. Si bien toda irradiación significa depósito de energía, en el caso de muestras biológicas esto reviste mayor importancia, pues los electrones secundarios que se van liberando pierden energía rompiendo enlaces moleculares pudiendo provocar la pérdida de material de manera irregular, con lo cual se altera la composición del mismo a medida que se lo irradia.