Éstas ocurren disipando energía en la red, y preferentemente con electrones
atómicos. En ese caso los ángulos de dispersión son pequeños, pues ahora las
masas de proyectil y blanco dispersor son iguales. La transferencia de
energía puede traducirse en excitaciones atómicas o ionizaciones (con la
consiguiente emisión de rayos x característicos), lo que suele referirse
como frenado de electrones. Estas pérdidas de energía son
evidentemente discontinuas y ocurren al azar; sin embargo la energía que en
promedio se disipa en un evento es pequeña, por lo cual puede pensarse que
la energía del electrón decrece suavemente a medida que penetra la muestra.
Teniendo esto en mente, suelen realizarse los cálculos bajo la suposición de
pérdidas continuas, siguiendo la aproximación de frenado continuo propuesta
por Bethe y Ashkin (1953), que expresa el poder de frenado, es
decir la cantidad de energía depositada por unidad de longitud másica
atravesada en el material de número atómico
y densidad
, como
donde