Ya hemos visto en uno de los ejercicios el teorema de Van Leewen, que establece que no existe el diamagnetismo (y el magnetismo en general) en estadística clásica. Sin embargo Landau en 1930 mostró que es posible explicar el fenómeno del diamagnetismo mediante la cuantización de las órbitas de partículas cargadas en un campo magnético.
Las propiedades magnéticas de un material se analizan a través de la susceptibilidad magnética por unidad de volumen
Un sistema es diamagnético cuando , y paramagnético
cuando
. Los núcleos que constituyen una red cristalina en general
no aportan a la respuesta magnética de los materiales, pues su momento
magnético intrínseco es mucho menor que el de los electrones (típicamente
1000 veces más chico). El alineamiento del espín de los electrones con el
campo externo da lugar al paramagnetismo, que compite con el movimiento
orbital de los mismos. Para llevar adelante nuestro análisis, pensamos en un
gas de electrones libres, ignorando entonces sus coordenadas de espín al
estudiar su traslación.