Cuando las partículas son idénticas, la construcción anterior resulta inadecuada. La cuántica impide definir precisamente la posición de una partícula microscópica, por lo que claramente cuando un sistema está conformado por varias partículas idénticas, estas dejan de ser distinguibles. Un ejemplo típico de dispersión permite visualizar esta limitación: las partículas microscópicas (idénticas) 1 y 2 se encuentran próximas en cierta región del espacio como para interactuar, de manera que ambas son deflectadas de su dirección original de viaje para luego ser registradas en sendos detectores; sin embargo, resulta imposible determinar cuál es la partícula colectada en cada detector.
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Las únicas mediciones posibles sirven para saber qué le ocurre a una de las partículas (alguna de ellas), pero se pierde su “individualidad”. Esta indistinguibilidad sugiere que el intercambio entre dos partículas no debe afectar la situación física, y nos lleva a introducir el operador de intercambio o permutador
que justamente intercambia el estado de la partícula
con la partícula
, es decir
Cuando se trata de un sistema de varias partículas indistinguibles, el hamiltoniano debe ser simétrico ante permutaciones, es decir debe cumplirse
Notemos que si es autofunción de
, es decir
,
también es autofunción de
con el mismo autovalor
Todas estas consideraciones conducen a introducir un nuevo postulado en la cuántica, a menudo llamado también “segunda cuantización”,
Las partículas regidas por funciones de onda totalmente simétricas se denominan bosones porque obedecen a la estadística de Bose-Einstein y, como mencionamos anteriormente, son todas las partículas con espín entero: fotones (=1), mesones
, partículas
(
=0), etc. En cambio las partículas descriptas por funciones de onda totalmente antisimétricas se denominan fermiones y obedecen a la estadística de Fermi-Dirac; se trata de las partículas con espín semientero, como los electrones, protones, neutrones (
=1/2), bariones
(
=3/2), etc.
Vale la pena notar que es imposible ignorar el espín en el caso general, sobre todo teniendo en cuenta que los fermiones jamás pueden tener espín 0. Si bien en las presentación precedente lo omitimos, conviene pensar en una coordenada
que abarque la coordenada espacial
y cualquier otra coordenada que determine el estado de la partícula, como el espín. La condición de simetría definida para las funciones de onda globales se escribe entonces