La imitación tecnológica de lo humano
El miércoles 15 de octubre se volvió a editar una nueva charla del ciclo Tardes de Ciencia esta abordó los cruces entre la filosofía, la tecnología y las ciencias humanas. En esta ocasión, el invitado fue el Dr. Darío Sandrone, profesor y doctor de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, quien presentó la conferencia titulada “Inteligencia Artificial y Robótica Social: la imitación tecnológica de lo humano”.
La presentación estuvo a cargo del Dr. Miguel Pagano, secretario de Extensión Universitaria de FAMAF, quien destacó la continuidad del ciclo que fue impulsado en conjunto con la Prosecretaría de Comunicación y divulgación científica de la Facultad.
Durante su exposición, Sandrone propuso un recorrido histórico por los debates que atraviesan el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) y la Robótica desde mediados del siglo XX, poniendo el foco en los intentos por reproducir la inteligencia, la apariencia y los vínculos humanos a través de las máquinas.
“La robótica social pone cuerpo a la inteligencia artificial”, señaló el expositor, al destacar que el desafío actual ya no es solo lograr que las máquinas piensen, sino que puedan interactuar socialmente y generar respuestas afectivas.
El Dr. Sandrone explicó que la robótica social se consolida como una subdisciplina que busca diseñar robots capaces de establecer vínculos con las personas, tanto en contextos de cuidado -como la atención de adultos mayores o terapias con niños- como en entornos educativos o de acompañamiento emocional.
Este fenómeno, sostuvo, reabre el debate filosófico sobre la imitación tecnológica de lo humano, extendiendo la discusión desde la razón hacia las emociones.
A lo largo de su presentación, Darío recuperó conceptos clásicos como el “valle inquietante” -propuesto por el japonés Masahiro Mori- para describir la sensación de extrañeza que generan los robots demasiado parecidos a los humanos. “Si son muy diferentes, no empatizamos; pero si se parecen demasiado, nos producen rechazo. La robótica social se mueve en ese borde”, reflexionó.
Con ejemplos que fueron desde la literatura y el cine hasta los desarrollos contemporáneos de la IA, el investigador invitó a pensar los límites entre lo técnico y lo humano, y las implicancias éticas y culturales que conllevan los nuevos vínculos con las máquinas.
El encuentro cerró con un espacio de intercambio con el público, donde surgió una pregunta que sintetizó el espíritu de la jornada:
¿Hasta qué punto las máquinas deben parecernos para que podamos reconocerlas como algo más que herramientas?